Ambientación

En 2030, una crisis de sobrepoblación sacudió el mundo entero. Los territorios y recursos parecían escasos para mantener al gran grueso de la población. La inmigración de países que se encontraban en guerra supuso un problema, así que las grandes potencias decidieron cerrar sus fronteras y aislarse del continente con el cual habían mantenido lazos políticos, económicos y comerciales. El auge de la tecnología ya había comenzado, facilitando las vidas de los más ricos, un tres por ciento de la población, que pudo permitirse avances como transplantes biónicos o curas a enfermedades o afecciones que antes habían sido mortales. La esperanza de vida aumentó para aquellos que ya lo tenían todo, consolidando a la clase alta en la cúspide de una pirámide que acabaría aplastando a los más pobres.

Gobiernos como Alemania o Japón fueron los más radicales en sus nuevas políticas. El control de la natalidad supuso la prohibición de la progenie e incluso purgas encubierto de las que se hicieron solo eco medios de comunicación extranjeros, pero que nunca salieron a la luz en la propia Alemania o Japón. Durante 2040, se estima que un veinte por ciento de la población se redujo gracias a esta matanza. Las cárceles fueron cerradas y los presos ejecutados, los inmigrantes ilegales desaparecieron sospechosamente del territorio y todo aquel contrario a la ideología fascista, fue también eliminado del mapa. Cualquier crimen suponía la pena de muerte: las gentes vivían en constante temor, oprimidas por su propio gobierno. Aquí comenzó una nueva era: la era del Cuarto Reich.

Pero el Cuarto Reich no podía controlarlo todo, ni siquiera con la nueva tecnología, diseñada para facilitar la vida y oprimirla de igual forma. Así que en 2045, Berlín fue amurallada, y en esta se estableció el centro neurálgico de Alemania, el distrito tecnológico y los grandes residenciales para la clase alta. La nueva civilización se desvinculó del resto del mundo, volviéndose autosuficiente, gozando de una tecnología que les permitía creerse los reyes del mundo. La entrada a la Nueva Berlín (como decidieron bautizarla) fue prohibida a aquellos más pobres, que inmediatamente se sintieron abandonados por el país que los había visto nacer. Estrictas leyes fueron implantadas por el gobierno en el año 2060. En la actualidad, tras la muralla reina el caos y no hay una clara organización social, económica o política. Pero corren rumores de que Rusia ayudará a los insurgentes a tomar el control de Alemania, armándolos con nueva tecnología y ayudándolos a penetrar la muralla gracias a los espías con los que cuentan en el interior de esta. ¿Será cierto? ¿Hay aún esperanzas para el mundo? ¿Y tú, amigo, de qué lado estás? ¿Lucharás por la libertad o velarás por tus propios intereses? Hoy, 3 de Enero de 2065, el mundo es, de nuevo, un tablero de ajedrez. ¿Aprenderemos alguna vez de nuestros propios errores?